por ote
La carne del prójimo,
toda la carne junta, abarrotada,
guisándose en el caldo lento de la tarde.
Sobre las vías recias, en los vagones,
la carne presa en la carne,
los brazos repetidos, la fatiga,
los cuerpos alineados sin concierto,
un enjambre de piernas gastadas
que vuelven del salario
y la obediencia.
Por el curso rígido del hambre,
por el cauce severo del hierro y la pobreza,
los huesos que regresan en silencio,
el día clausurado finalmente,
la vuelta a casa.
sábado, 5 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
me encantó esto! saludos!
gracias lexi, muy bueno tu blog, ya te sumé a mi lista. Beso!
Publicar un comentario